Beating L.A.

`A río revuelto, ganancia pescadores´. Si hubiera una definición perfecta de los dos primeros partidos de la final, sería esa. Caos, ruido ensordecedor, Bob Delaney, Phil Jackson criticando a los árbitros, diferencia abismal de tiros libres, mala versión de Kobe Bryant, peor versión de Odom, lesión de Paul Pierce, aparición de Leon Powe, críticas a Vlado Radmanovic, intentos de remontadas épicas. Los Celtics han conseguido evadirse de éso y, mientras, hacen lo que su público les pide: `Ganar a L.A.´.

Dos partidos han servido de muchas cosas. Primero, para ver que los Celtics -hayan o no tonteado durante los PlayOffs- son el rival más duro y temible que pueden tener los Lakers. Segundo, para ver que Kobe Bryant sigue estando bastante sólo. Y tercero, para armar tremendos follones y discusiones -esperemos que sólo verbales- entre Phil Jackson, los árbitros y aficionados de sendos equipos. Incluso el buen ambiente de los de Hollywood se ha visto quebrado con este puñetazo de Kobe Bryant a Vladimir Radmanovic que deducimos viene dado por la frustración del momento.

Y ahora a los Lakers sólo les queda el factor cancha como esperanza. Tres partidos en el Staples serán los que nos digan si los Lakers volverán vivos a Boston, si volverán medio muertos o si, simplemente, no volverán.

Ni siquiera la mejor versión de Pau Gasol -encarando y asumiendo responsabilidad como antaño, aunque sigue diluyéndose en segundas partes- ha bastado esta vez. Kobe Bryant no está bien, asfixiado por la defensa de Ray Allen. Vladimir Radmanovic no da la talla. Lamar Odom se queda sin ideas y es obligado a tirar de fuera. Ni siquiera el banquillo consigue rendir, con Walton, Farmar y Vujacic desaparecidos.

En los Celtics, todo es color de rosa. Ray Allen ha recuperado la muñeca. Paul Pierce está infalible y crecido. Kevin Garnett supone una diferencia demasiado grande. Rajon Rondo sigue mostrando maneras de crack (16 asistencias en el segundo partido y ridiculizando a Derek Fisher). Y, además, la puntilla. Leon Powe se desata y mete 21 puntos en el segundo partido, Kendrick Perkins hace el trabajo sucio y PJ Brown aporta la experiencia y calidad necesarias.

Ahora, tres partidos en Los Ángeles…Y que siga el espectáculo.

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